lunes, octubre 16, 2006

te quiero

-si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo
-y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos
-utisss, ¿te la sabes?
-porfaaa, cántala bien
pero no la parte de tenores, cántala normalita
-tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos...
-no te imaginas lo que me revuelve esa canción :)

Y no es sólo porque Benedetti me agrade, no es sólo porque siempre me haya gustado esa canción, es que además se le han ido pegando los recuerdos...!

Cuando mi hermana vivía con nosotros, ella era mi ipod!
No me serviría de USB, ni me la podía echar en el bolsillo, pero cantaba todo lo que yo le pidiera, y lo cantaba las veces que se lo pidiera... y entre su voz y lo mariquita que soy, escucharla siempre me producía ese efecto de entre ganas de llorar y querer escuchar más... pues sí, lo confieso, quack quack el patito siempre me ha aguado el ojo, burrito pequeño que ni me lo tarareen porque me descompongo, pero definitivamente la canción que más le pedía, la que nunca me cansaba de escuchar y ella no se cansaba de cantarme (literalmente, porque se la ponía a cantar muuuchas veces seguidas :P), era te quiero, de Benedetti.

...después que se fue mi hermana me hacía faltita la canción (y bueno, pues sí, ella también... jejeje), la había estado buscando en mp3 y nada... y las circunstancias en las que la vine a volver a escuchar... por dios...!

Esa canción me recuerda mucho la muerte de doña A*, la esposa del maestro G*, que en paz descansen.

Me acuerdo de aquel día, que él que no se cansaba de hablarnos de ella, de contar cómo le había echado los perros, cómo la habían pasado, de mostrarnos sus fotos, de preguntarse qué iba a hacer ahora sin su chiquita...

Que a pesar de haber sido más de 70 años de matrimonio, él parecía sentirlo como si sólo se la hubieran cedido unos instantes y después la hubieran arrancado de su vida.

Me acuerdo de él intentando cantar con voz entrecortada una de las tantas canciones que debió componerle... y que durante el entierro se le cantó hasta el último instante...

Pero especialmente recuerdo aquella escena inolvidable cuando él frente al féretro, con los ojos encharcados, dirigió a un inmenso coro compuesto por su pasado y su presente, compuesto por los lugares de su vida, por las personas que nunca tuvo como hijos pero que le tuvieron como a un padre... te quiero, fue lo que cantaron.
Esa vez sonó más hermosa que nunca, más triste que nunca, más llena de sentimiento... se confundía el vibrato con las voces se quebraban, se confundían los sollozos del maestro con su seriedad al dirigir, se confundían los sentimientos de todos...

Y que, como era de esperarse, el maestro no logró permanecer mucho tiempo acá sin su chiquita.

Sigo buscando esa canción en mp3 y, carajo, ¡nada que la encuentro!!!
Pero bueno, al menos ya encontré una persona a la que de vez en cuando pueda pedirle que la cante.

-gracias :)
igual mi hermana canta más bonito, y me gusta más el arreglo del maestro G* ;)
pero gracias, en serio!
-¡qué va!
he oído mejores.

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