sábado, enero 24, 2009

melting

Recién ahora me doy cuenta de que hay cosas en las que pongo todas mis fuerzas que finalmente no eran un proceso consciente; que algunos aspectos de uno mismo no cambian porque uno se lo proponga, porque muchas vainas simplemente no dependen directamente de nuestra voluntad.

La vida tiende a fluir suavemente, a un ritmo más bien azaroso que difícilmente se deja intervenir por la voluntad, y nunca a la velocidad que uno quisiera... pero, aunque con frecuencia las cosas que uno espera no pasan, simultáneamente van pasando cosas que uno no se esperaba.

Estoy descubriendo lo agradable que es dejarse llevar, fluir... esforzarse por controlar cosas incontrolables es tan inútil y desgastante como pujar viendo un partido de la selección donde uno desea que ganen pero sabe que van a perder.

Y estoy aprendiendo que el mejor estado en el que estar, es el líquido :)

2 comentarios:

DoctoraCapital dijo...

Es verdad que muchas veces la corriente nos lleva a lugares mágicos e insospechados, pero considero que lo que hay que lograr es el equilibrio entre ese estado líquido en donde fluímos hacia x o y sitio, y el estado sólido donde tomamos las riendas y le damos forma a nuestros deseos. Tal vez en este momento lo mas saludable sea ir con la corriente, pero tal vez llegará el momento en que necesite tomar una desición y volver a solidificarse.

Joy dijo...

Oooh siii!!!, tienes toda la razón, para qué forzar las cosas si de todos modos si es que tienen que llegar van a llegar??

Un abrazo!