miércoles, febrero 25, 2009

Creencia vacante

Normalmente en post-entregas estaría escribiendo una crónica de mi mala suerte (y argumento para una posible secuela de Mr. Bean, obvio) que,  como podrían imaginarse, debido a que cursaba la última materia de la línea de Diseño y el (I hope so) penúltimo semestre en la universidad, logró alcanzar unos niveles peligrosamente insospechados de mala suerte, de mi torpeza habitual acrecentada por la falta de dormir y el exceso de cafeína, y supuso incidentes de más alto presupuesto que los de todos los demás semestres juntos.

Es este mi prólogo para decir que: perdieron, esta vez no les voy a contar! :P jejejjeje
Que atrás quedaron esas crónicas llenas de entre risa, lástima y pena ajena.

Hago esto (o mejor dicho, no lo hago) inspirada en varias personas que, incluso atrapadas en las situaciones patrocinadas por su propia y respectiva “mala suerte”, reaccionan con la magnanimidad de regañarme por mi pesimismo.
Aunque yo misma a veces sea mamaregañona, aún agradezco que me regañen también, porque para bajarle los indicadores a mi mamita: evidentemente no me he terminado de criar, ala :P


Soy escéptica. Mucho muy. Soy tan escéptica que hasta me doy desconfianza a mí misma.

Pese a eso, una de las poquísimas cosas en las que creo, y de la que me dejo influir (tal vez demasiado) es el karma (del cual no sé nimier, para ser sincera, pero sí tengo una idea mental lo suficientemente sólida como para esperanzarme y atormentarme, según sea el caso).

Personalmente me parecía de lo más saludable: en situaciones óptimas ser la acérrima pesimista (porsilas!), y en las situaciones horribles ser la ilusa optimista; pensaba yo que era lo mejor porque así estaba preparada para lo peor, y a la vez tenía la esperanza de solucionarlo una vez había pasado.

Eso pensaba yo, pero después de muchos regaños logré caer en cuenta de algo: ¿no sería una muy buena cosa lograr pasar de la perspectiva óptima al desenlace óptimo, sin tener que hacer escala en “lo peor” y en el gorro de tener que solucionarlo?; pos sí, ¿no?

Creer en el karma me da mucho ánimo cuando las cosas están mal y eso es algo bueno, pero también me hace sentir que algo horrible va a pasar cuando me va muy bien, y eso no lo es tanto :S

Suena razonable pensar que posiblemente yo misma me cause una buena parte de mi “mala suerte” al esperármela de antemano, como alguna suerte de placebo pero al revés; y así... y pues sí, tengo que admitir que eso suena hasta más razonable que creer que un ente misterioso me persigue esperando a que la embarre para cagarme :P

Por eso no hice la crónica, porque he decidido que necesito hacer el esfuerzo sobrehumano de dejar de pensar que tengo mala suerte; necesito botar mi máquina para quitar la mala suerte :P

máquina para quitar la mala suerte

Y cambiar mis creencias chimbas; tocará dejarla vacante y ya.

1 comentario:

oveja y negra dijo...

Que bueno tener una maquina asi!Besos.