viernes, agosto 22, 2008

Cosas que sólo me pasan a mí

Hace mucho no hacía una de estas crónicas de mi mala suerte pero es que el caso realmente lo amerita, y además, me estoy tomando un tinto que no se va a charlar solo :P

La cosa empezó desde el lunes en la noche que estaba haciendo un trabajillo que tenía que entregar el martes en la mañana (el último para acabar la materia), lo terminé, lo puse a imprimir, y preciso a la impresora agarrando la última hojita le dio por dañarse insólita y aparatosamente... después de varios intentos fallidos me resigné y me dispuse a guardar sólo la última hoja, en .pdf (para evitar que las ecuaciones se pixelaran con el cambio de versión...). En ese momento descubrí que Word cuando exporta el archivo, muuuy amablemente le hace a uno el favor de guardar de paso el original, total que perdí el resto del trabajo (y sin posibilidad de Ctrl+z); pero bueno, habiendo superado el mal genio de la impresora ya eso no me importó, nada más vi el trabajo en su pastica y pensé, “bueno, esta es la ÚNICA copia, ¡voy a entregarlo YA!”. Y fui a la universidad, pero no me encontré al profesor y como tenía tanto que hacer, decidí botárselo por debajo de la puerta de su oficina, total que ya lo había hecho con un trabajo anterior y todo había salido bien; entonces lo hice (me costó un poco de trabajo porque la puerta estaba como descolgadita ella) y me fui.

Jueves en la tarde, voy a entregar otro trabajo final de otra materia y por casualidad me encuentro al susodicho profesor, entonces aprovecho y le pregunto si había encontrado mi trabajo y cuándo publicaba notas, él me dice que no tenía mi trabajo, yo me extraño y de paso le pregunto,
Yo: profe, y eso, ¿qué hace en esta oficina?
Él: esta es mi oficina
Yo: ¿cómo así?, si yo eché el trabajo por la puerta de otra oficina o_O
Él: hmm, pailas.
Yo: pe, pero, yo ya le había dejado otro trabajo debajo de ESA puerta
Él: ¿y cómo sabe que ese sí me llegó?
Yo: porque ya me lo entregó calificado
Él: mmm tal vez me lo dejaron en la escuela. Ah, por cierto, hoy paso notas.
Yo: uy, entonces voy a ver si lo consigo o lo vuelvo a imprimir y ya se lo traigo.

Salgo y me asomo a la oficina impostora y efectivamente ahí está mi trabajo, aún junto a la puerta, y la oficina tiene cara de no haber sido visitada recientemente.
Intento sacarlo con algo y accidentalmente lo empujo más, entonces me acordé que había sido difícil meterlo así que no perdí más mi tiempo (porque tenía afán) y me fui a imprimirlo de nuevo.
Cuando llegó mi turno y no lo encontraba en la USB, entonces tuve el fatídico flashback, mirando el trabajo en su pastica... ¡esa era la ÚNICA copia, la que está detrás de esa puerta! O_O

Subí de nuevo y me tiré al suelo a meter por debajo de esa puerta todo lo que tenía en el bolso, posteriormente todo elemento oblongo que me encontré en la basura... hasta que llegó un profesor que se apiadó de verme tirada rodeada de cosas y basura y se ofreció a darme el teléfono de la dueña de la oficina. La llamé, le expliqué como por media hora y ella me decía...
Ella: estás equivocada, no sé quién eres...
Yo: ¿Edna?
Ella: sí
Yo: es que usted no me conoce, yo soy una estudiante torpe de diseño que echó un trabajo por debajo de su puerta,...
-horas después-
Ella: hmm ya te entiendo, pero creo que no voy a poder ayudarte; yo sí soy Edna, pero no soy profesora de diseño.
Yo: ¬_¬
Profesor que me dio el teléfono: ups, si esa era otra entonces no, no tengo el teléfono de ella.

Entonces me puse a buscar por todos los rincones polvorientos del edificio alguna vaina que pudiera meter debajo de esa puerta del demonio... alguien me dio la idea de ir a talleres y se ofreció a asomarse por la ventana de la oficina y ser mis ojos.

En este punto estaba muy preocupada porque tenía que ir a cortar con láser unas vainas y me iban a cerrar, y necesitaba ese material cortado para ponerme a trabajar... entonces me fui corriendo como una loca por la universidad y volví con una manotada de palos y palitos... fui a la oficina y casi ningún palo pasaba por debajo de la puerta... por fin uno entró, mis ojos prestados me dijeron que estaba cerca, que más a la izquierda, que ya lo estaba empujando, que iba muy cerca, muy muy cerca, que ya debía estar a punto de asomarse el trabajo por la puerta... entonces el palito se partió.
Yo quedé pasmada.
Seguí pasmada.
No me pasaba lo pasmada.

Entonces ella empujó la puerta, que se movió un poco, dejando asomada una gloriosa esquinita de plástico...

Salí corriendo a entregar el trabajo que había quedado todo mugrosito, el profesor me miró como un culo mientras trataba de sacudirle la mugre a la pastica trajeada...

Finalmente me fui corriendo nuevamente como una loca a lo del láser, ¡por fin!

Cuando llegué al sitio, habían quitado el local de ahí.

martes, agosto 12, 2008

¿por qué se empeñan en robarnos?

Anteriormente tuve varias impresoras HP, pero me caían mal por varios motivos:

1. Una vez nos salió una impresora defectuosa. Mi hermana envió una queja a HP cuando estaba en la universidad y años después, cuando mi hermana ya estaba casada y con hijos, recibí una llamada de alguien con acento chistoso que me hablaba de una impresora defectuosa... cinco minutos después... diez minutos después... ¡aaaahhhh!
Cuando por fin entendí de qué me estaba hablando le dije que esa impresora la habíamos botado hace años, y me dice el señor con acento chistoso: ¿entonces no deseas continuar con el reclamo?, ¿estás segura?

2. Me sacaba la piedra sobremanera que los cartuchos costaran casi el 50% del valor de la impresora, ¡ni que la tinta fuera más cara que la gasolina hey!

3. Me sacaba la piedra sobremanera que a los cartuchos de color se les acababa la vida útil cuando se acababa un color, así quedara un montón de los otros dos.

4. Usualmente rellenaba los cartuchos acabados, pero me sacaba también la piedra que la calidad era muy muy muy inferior, y que si no se usaban con mucha frecuencia se despapayaban.

Por eso después de varias HPs (muy bien puesto el nombre sí está, para qué) me decidí por una Epson, por el fino detalle de coquetería de que los cartuchos son muchísimo más baratos y que su vida útil (teórica) va hasta que la tinta se acaba, como debería ser. Bueno, por eso y porque estaba antojada de ponerle sistema de tinta continua, antes de saber que era tan caro :P

Cuando la compré me hicieron la advertencia de que los cartuchos que traía duraban menos, ahí yo: ¬_¬
Leí en las instrucciones y efectivamente ahí decía que los cartuchos que traía la impresora nueva por no sé qué tortoladas técnicas no podían durar lo mismo que los demás (ajá, sí, y los usuarios nacimos ayer...).



Total que cuando el cartucho se acabó y me disponía a botarlo me percaté de que decía que no le quitara la etiqueta por nada del mundo, así que, por supuesto, intenté quitarle la etiqueta. Como no fui capaz de quitar la etiqueta :P, lo abrí y descubrí a través del plástico transparente que traía que el cartucho estaba dividido en muchas celdas; me sorprendió ver que había un par de celdas que aún estaban llenas (cuando según la impresora el cartucho estaba acabado acabadísimo no va más señores) y otras que estaban y siempre estuvieron vacías... me imaginé que tal vez esas eran de la clase de tortoladas técnicas que impedían absolutamente que el cartucho durara más, así que decidí que cuando se acabara el cartucho nuevo lo iba a abrir a ver si era diferente al anterior.


Ya se acabó el cartucho y cuando lo abrí, me sorprendió mucho que esta vez el plástico transparente que vi en el anterior estaba cubierto por otro plástico, pero negro... hhhmmmmmm...




Igual estaba decidida a comprobar si era diferente, así que quité el plástico negro, y donde no quitaba lo corté, y estos fueron los resultados:

Esos espacios vacíos no tienen PARA NADA cara de ser funcionales, y encima una de las celdas aún está totalmente llena.

Total que, ¡Epson no es menos HP que HP!
No entiendo por qué las empresas que producen impresoras y tintas se empeñan tanto pero tanto en robarnos, ala.
Dudo mucho que el volumen de las celdas vacías, si las llenaran, hicieran gran diferencia de precio, con respecto al costo de producir el cartucho como tal.
A estas horas de la vida y de la contaminación me parece el colmo con los usuarios y sobre todo con el medio ambiente, que no se esmeren más en ser eficientes. Al menos deberían tener la decencia de asegurarse de reciclar ellos mismos su porquería de cartuchos e impresoras!!!

Si al menos alguna marca se atreviera a producir cartuchos transparentes y sin etiquetas que prevengan a los usuarios de verificar lo que compran, así fueran más caros, yo me caso, ¡lo juro!
Por venderme impresoras, tinta y honestidad.